FRÍA AGUILAR. ETERNAS EN LA VIDA DE OTROS

La creatividad en el corazón femenino ha sido la prisionera eterna de la evolución de la sociedad. Mujeres atrapadas en las camisas de fuerza de los designios de hombres divinizados por la divinidad masculina, madres que quisieron ser amantes, artistas que buscaron en la locura el camino para evitar su invisibilidad, muerte elegida como camino para la eternalización en territorios emocionales que no pudieron compartir en su experiencia vital. José María Fuentes-Pila

miércoles, 6 de noviembre de 2013

VIOLETA PARRA





VIOLETA PARRA 1917-1967 CHILE

Violeta Parra no era la Vírgen de los Campos como muchos se han empeñado en mostrar, era una mujer dura, violenta, irascible y apasionada hasta los extremos, que sufría una profunda depresión.  Decepcionada con la familia, las instituciones, los hombres e incluso su público, endeudada y fracasada terminó con la vida de un certero tiro en la sien antes de salir a actuar en la carpa que fue finalmente su tumba. 



En el año 1965 Violeta inauguró La Carpa de la Reina, una gran lona de cuatro hectáreas en forma de triángulo en un espacio cedido por el Ayuntamiento de Santiago. De día, se impartirían talleres de guitarra, pintura y artesanía. Y de noche, la carpa se transformaría en una peña. Violeta junto con su hija, dormían sólo a unos metros de la carpa, en una casilla de adobe, pero lo que le encantaba era pasar la noche junto al fogón del palo central de la carpa cocinando y repartiendo comida entre los asistentes, mientras artistas folclóricos actuaban en el gran escenario. La carpa tuvo un gran éxito como una moda pasajera en verano, pero llegado el invierno se convirtió en un problema, no había suficiente gente par los cursos, la lluvias convertirían la zona en un barrizal y el acceso era imposible. Gilbert Favré, su amor, su amante, el hombre que con sus propias manos empujó el palo mayor de aquel barco de folclore, no resistió el frío ni la frustración y un día de 1966 partió a Bolivia donde se casó con otra. Violeta se sentía abandonada, olvidada, vieja y fracasada, las deudas se acumulaban, el público y las instituciones la dejaban de lado. Para colmo, una noche el cuidador irrumpió en su habitación y le avisó que su carpa estaba siendo arrancada  por el viento. La carpa se vino abajo como una señal de lo que vendría. "Al día siguiente, ella y sus hermanos la levantaron de nuevo, pero quedó chueca. Violeta ya no tenía la fuerza de antes. Ella se sintió abandonada en ese momento, no comprendida, fracasada, que no le daban la mano, que no la acariciaban y que no la ayudaban económicamente las instituciones. Porque estaba muy endeudada y la presionaban por todos lados para que pagara. Ella se sintió que el poder y la riqueza le habían dado la espalda. Ese peso termina por aniquilarla. Además del amor no correspondido de Gilbert. Llevamos nuestras amistades a la carpa. Había muy poca gente. Hace rato que no estaba entrando nadie por la lejanía del lugar. Nos convidó a tomarnos el último trago, como decía ella. Estaba metida en la cama con zapatos y tapada con esas colchas lindas que hacía ella. Estaba triste, pero la hicimos reír. Pero ella aparentaba, cantaba, hasta bailó una cueca. Se forzaba, pero la cosa estaba demasiado mal para ella. Lamentablemente, nadie captó eso y terminó matándose. la Violeta malhumorada con un carácter de mierda, la Violeta que le pega guitarrazos a los hombres que no la quieren y la Violeta que atenta contra su vida” así resume su fin  Echeverría autora de Yo Violeta.
Violeta empezó a preparar su despedida. Grabó el disco Las últimas composiciones, bonito título premonitorio. El 5 de febrero de 1967 se disparó un tiro en la sien antes de salir al escenario. Poco antes había escrito el  “himno humanista” Gracias a la Vida que muchos autores valoran como una despedida sumida en la pena escrita en pasado ya.

GRACIAS A LA VIDA

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el oído que en todo su ancho
Graba noche y día grillos y canarios
Martirios, turbinas, ladridos, chubascos
Y la voz tan tierna de mi bien amado

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él, las palabras que pienso y declaro
Madre, amigo, hermano
Y luz alumbrando la ruta del alma del que estoy amando

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos
Playas y desiertos, montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro el bueno tan lejos del malo
Cuando miro el fondo de tus ojos claros

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto

Gracias a la vida, gracias a la vida















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